Autora: Suzanne Collins
Trilogía: Los Juegos del Hambre
Editorial: Molino
Páginas: 424
Katniss Everdeen, la chica en llamas, ha sobrevivido de nuevo a Los Juegos del Hambre, aunque no queda nada de su hogar. Gale ha escapado. Su familia está a salvo. El Capitolio ha capturado a Peeta. El Distrito 13 existe de verdad. Hay rebeldes. Hay nuevos líderes. Están en plena revolución.
El plan de rescate para sacar a Katniss de la arena del cruel e inquietante Vasallaje de los Veinticinco no fue casual, como tampoco lo fue que llevara tiempo formando parte de la revolución sin saberlo. El Distrito 13 ha surgido de entre las sombras y quiere acabar con el Capitolio. Al parecer, todos han tenido algo que ver en el meticuloso plan... todos menos Katniss y Peata.
En este libro podemos ver como quedan traumados los personajes después de los Juegos. Lo podemos ver bien todo el tiempo con Katniss y con Finnick. No pueden pensar adecuadamente o como lo hacían con anterioridad, y llegan a tener cierto grado de paranoia ( no es que los culpe, quien no acabaría traumado después de todo lo que han pasado).
Katniss es el personaje que más ha evolucionado, dejando a un lado la chica fría y calculadora que participó en los primeros Juegos del Hambre. Ahora, todas las experiencias negativas que va sufriendo aumentan sus pesadillas sobre la arena, las muertes... y la van cambiando, deteriorando su salud mental y emocional.
Toda esa trágica evolución se siente y percibe palmo a palmo y es sorprendente cómo Suzanne Collins es capaz de hacerte sufrir como si estuvieras en el pellejo de la propia Katniss, sintiendo impotencia ante ciertas situaciones que se escapan a su control, viendo cómo la mayor parte del tiempo tiene que hacer un esfuerzo sobrehumano para probar su valía en la guerra, guardando todos sus traumas en lo más profundo de su cabeza para cumplir su único y primordial objetivo: matar al presidente Snow.
En este libro podemos ver como quedan traumados los personajes después de los Juegos. Lo podemos ver bien todo el tiempo con Katniss y con Finnick. No pueden pensar adecuadamente o como lo hacían con anterioridad, y llegan a tener cierto grado de paranoia ( no es que los culpe, quien no acabaría traumado después de todo lo que han pasado).
Katniss es el personaje que más ha evolucionado, dejando a un lado la chica fría y calculadora que participó en los primeros Juegos del Hambre. Ahora, todas las experiencias negativas que va sufriendo aumentan sus pesadillas sobre la arena, las muertes... y la van cambiando, deteriorando su salud mental y emocional.
Toda esa trágica evolución se siente y percibe palmo a palmo y es sorprendente cómo Suzanne Collins es capaz de hacerte sufrir como si estuvieras en el pellejo de la propia Katniss, sintiendo impotencia ante ciertas situaciones que se escapan a su control, viendo cómo la mayor parte del tiempo tiene que hacer un esfuerzo sobrehumano para probar su valía en la guerra, guardando todos sus traumas en lo más profundo de su cabeza para cumplir su único y primordial objetivo: matar al presidente Snow.
Peata un personaje que se hace querer desde su primera aparición y que ahora es la mínima sombra de lo que fue. Da un cambio tremendo y no dejará indiferente. Experimenta un gran vacío de identidad, sintiéndose un estorbo, alguien al que deberían quitar de en medio y que no es capaz de distinguir entre lo que es real y lo que no. ( Otro regalo del Capitolio).
Para terminar con esta estupenda trilogía:
La atrocidad y fatalidad de la guerra y los entresijos de la política ralentizan un poco más el desarrollo de la primera parte de este libro, junto a los pensamientos de Katniss, sus problemas mentales y la captura de Peeta, una gran losa en su dura lucha por destruir a los demonios del pasado y del presente.
La forma de escribir de Suzanne Collins es como siempre sencilla y directa al grano, sin azucarar toda esa crueldad que impregna cada página y cada pensamiento. Una dosis de realidad disfrazada con una pluma realista, inmejorable y adictiva.
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